SANLÚCAR SE JAMA
No sé si conoce
el verbo jamar. No, no es ninguna brutalidad, ni una falta de
ortografía. Jamar es un sinónimo de papear, de comer. Por eso yo
soy un “jamante” de Sanlucar, la jamo con todo mi corazón y la
mejor hora para jamarla, con pasión, es sobre las dos y media de la
tarde o luego, por la noche, cuando el Sol se ha acostado y en
Sanlúcar se pasea la luna haciéndose “selfies” en la
desembocadura del Guadalquivir.
José Carlos
García es otro gran “jamante” de Sanlúcar. Lo bueno de los
“jamantes”, a diferencia de los que jaman sin jota, es que no
somos celosos. Reconozco que José Carlos es mejor “jamante” que
yo, porque conoce mejor a su “jamada” y por eso ha escrito este
libro, el tercero de una trilogía de “jamor” por su tierra.
No esperen que
esto sea un simple libro de recetas. Equivocados están si creen que
lo que van a leer en las próximas doscientasypico de páginas es
eso, una enumeración de fórmulas para alcanzar la felicidad en dos
cucharás.
Como las mejores
historias de amor, sin j, José Carlos habla de su “jamada” con
detalle, contando su historia, su biografía. Cómo nació en tiempos
de los fenicios y creció con guiños del Sur. Se detiene cuando la
enamoró un Duque de tierra de alfajores e incluso cómo otro noble
la sedujo con ropajes mantequillosos venidos de Francia. José
Carlos, que ha leído a los clásicos, a los contemporáneos, a los
poetas, a los historiadores… vamos, que se lo ha leído todo, nos
regala la lectura con citas de otros “jamantes” de Sanlúcar, de
gente que sabe que langostino y manzanilla suman felicidad.
A veces estos
libros de gastronomía son aburridos, son casi tratados donde se
cuentan fórmulas matemáticas donde en vez de sumar dos más tres,
se suman tomates con berenjenas. Pero no es el caso. José Carlos,
como ha demostrado a lo largo de su dilatada historia, sabe escribir,
sabe enamorar con las letras, que es lo que debe hacer un buen libro.
Me gusta cuando se
para a describir el cuerpo de su “jamada”. Cuando se pierde por
sus navazos, buscando papas
que sueñan con ser aliñás en Barbiana
arrimadas a un taco de melva de Tarifa. Disfruto cuando se adentra en
sus andares marineros y habla de chovas que tan bien perfuma Pedro
Hidalgo en su Casa Perico con dos gotas de vinagre de Jerez. Me pone
cuando narra como un langostino se deja quitar, casi sin resistencia,
su cáscara, después de haber pasado por la “langostinería” de
Fernando Hermoso y cuando describe el cielo de Sanlúcar, que es de
tocino de los conventos femeninos de la ciudad.
Me conmueve cuando
describe que a media tarde Sanlúcar se pone un poquito de manzanilla
junto al lóbulo de la oreja y que, cuando está melancólica se baña
en oloroso, que le da vida.
A Sanlúcar, la
catedral de la tapa de la provincia de Cádiz, se la jama en el
barrio alto donde José Carlos, no va de flor en flor, sino de bar en
bar, que es lo que gusta hacer a un buen “jamante”.
Se la jama en el
centro cuando te baila por bulerías crujientes una tortillita de
camarones de Balbino o te
quedas con la boca abierta ante el gigantesco tortillón de Los
Corrales.
Y después de
describir a su amada, con detalle, sin dejarse ni las mijitas del
perejil que le ponen a los guisos de chocos, le escribe casi cien
poesías que el llama recetas…para despistar: a las papas en
veranillo, al ajo papa, a los fideos con almejas, a la sopa tomate,
al cazón a la marinera, piezas que cualquier “jamante” no
resistiría sin mojar pan en la salsa, que es como el “orgasmo”
de los que jamamos.
El libro termina
con dos regalos más, un paseo “jamante” por Sanlúcar,
recorriendo sus mejores templos del tapeo y un deliciosos diccionario
en el que se describen palabras de “jamor” como puntillita,
veranillo, alpistera, pringá, piriñaca, pestiño, pescadilla,
gallareta, galera o avíos, que es como se le llama a los elementos
con los que se construye un puchero, la mejor herramienta de paz que
ha inventado la humanidad… y que te relaja a sorbitos.
José Carlos,
muchísimas gracias por darme la oportunidad de declarar mi “jamor”
a Sanlúcar y a ustedes invitarles a que lean esta historia romántica
de un escritor y su tierra… No siempre se regalan rosas, a veces es
mejor una ramita de apio, que le da un toque bendito al caldo.
Te jamo Sanlúcar.
Presentación de La Cocina Sanluqueña en El Botánico.
Sanlúcar, 25 de julio de 2017.
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